La famosa Kate Moss tiene un novio, unos modelos, unas pasarelas, unos millones y un pecado: la priva, o sea el alpiste, o se la bebida, o sea el pedal, que los coge totales. La última copa les costó dos millones a ella y a su novio, Johnny Deep, que es de esos novios que se tienen para dejarlos y después salir con ellos todas las noches. También se hace con algunos maridos. Ahora es la costumbre. Las parejas funcionan mejor previa separación. El caso es putrefaccionar.
Kate Moss lleva bebiendo desde niña. A uno le gustan las mujeres que lloran y las mujeres que beben. Vienen a ser la misma cosa. Quiero decir que uno le gustan las mujeres húmedas: o sea etílicas, lloronas y de orgasmo múltiple. Lo contrario es como salir de copas con el maitre anglosajón de un hotel berlinés. No es sólo que la mujer con pedal se dé más fácil, que eso sería vil astucia, sino que la mujer húmeda, incluso floja de vejiga, florece mucho con tanta humedad y, hacía las siete de la mañana, los ojos se le cierran de sueño y los pezones se le abren de lactancia. ¿Qué lactancia? eso que se lo pregunten a la hermosísima y mojada Kate Moss.
Francisco Umbral, 14 de marzo de 1999.
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Mi leidi tiene una teoría para esta canción… Pete Doherty fue a actuar al FIB donde coincidió con Los Planetas a los que escuchó tocar cumpleaños total. Entonces pensó que era muy chula aquella cancioncilla y que en su islas “quien iba a conocerla”…
En esta casa, pase lo que pase, haga lo que haga, Kate es un personaje intocable. Es nuestra pequeña diosa moderna, juerguista y gozante…. El viernes mi leidi y yo tenemos hora para cortarnos el pelo … “déjamelo como Kate Moss, déjamelo como Brooke Shields…”
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