Por ahí suelto anda un señor bajito y enclenque, de largas patillas, perfil aguileño y siempre con gorra, de pasado punki, que hace rock and roll, que lleva una larga, coherente, honesta, fructífera y rentable carrera musical, que llena todos los sitios donde toca y que ha vendido (sí, ven-di-do) más de 40.000 copias de su último disco en una semana, en España y con la que está cayendo.
Tarde o temprano
Y los medios hablando de La Casa Azul, de Papá Topo y de Sidonie.
Por cierto, Sidonie me ganaron entre sus adictos desde el primer acorde de su primera actuación en el Contempopránea hace casi diez años: eran muy buenos, descarados y arriesgados, eran psicodelia y funk y pop y rock’n’roll y cantaban en inglés. Luego dejaron el inglés y, poco a poco, disco a disco, casi todo lo demás. En cada escalón que bajaban yo los acompañaba: tengo cada uno de sus discos y los he visto más de media docena de veces; pero se acabó, el último escalón no lo bajo, no me da la gana, ahí ya empieza un territorio donde avanzarán sin mí. Si todo este camino lo han hecho para ser estrellas del canal latino de los 40 principales (donde, por cierto, está Fito siendo Fito desde siempre), que no cuenten conmigo. Aquí un amigo y hasta la próxima.
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